Mediapark
¿Cómo intervenir un polígono
emblemático pero en estado de deterioro y semi-abandono, y generar espacio
público seguro, dentro de una ciudad sitiada por la violencia?
El polígono PRONAF posee
características únicas en la ciudad, no únicamente por sus antecedentes
históricos, sino también por su morfología. Un trazo ovaloide le confiere un raro frente de 360 grados, a
pesar de lo cual el actual conjunto de edificios logra ignorar el contexto
inmediato. Una estrategia de desagrupación y complementación del programa del
mediapark, permite que éste se extienda como un abanico sobre el sitio,
aprovechando el frente continuo del predio, y sugiriendo un posible modelo de
crecimiento futuro para el resto del PRONAF, ampliando el área de influencia del
mediapark, y permitiendo que el proyecto tenga un frente constante hacia el
contexto.
Además de plantearse como parte
de una red necesaria de parques-biblioteca a lo largo de la ciudad, el proyecto
se alimenta de nuevos programas, resultado de una estrategia de integración
social que va más allá del diseño de objetos arquitectónicos, procurando que el
mediapark devenga un verdadero integrador social. De este modo, se introducen
programas cómo la ludoteca-guardería, y el espacio polivalente, lugar de que extiende
la función de formación del mediapark para involucrar trabajo con la comunidad
local, permitir juntas vecinales y desarrollo de proyectos urbanos con
participación directa del ciudadano, y permitir la inclusión de talleres
adicionales a los planteados originalmente. De este modo, el mediapark ataca
distintas clases de formación e integración social, y tiene la capacidad de
funcionar también como un FARO de Ciudad Juárez.
La desconcentración del programa,
además de ayudar a extenderlo y repartirlo eficientemente, hace al edificio
permeable, y unida a una operación de sustracción de parte de los edificios
existentes, permite una articulación y recuperación pasiva (sin necesidad de
intervenciones directas) de los dos edificios originales del PRONAF que aún
existen en el polígono. Operaciones simultáneas de suma y resta de superficies
de construcción para potencializar las cualidades del lugar.
El estiramiento del edificio y
repartición semiradial del proyecto, que semeja un panóptico invertido, permite
un esquema de fácil dominio visual, hacia fuera y hacia dentro del predio, que
sin duda recuerda ciertos conceptos dictatoriales de vigilancia, pero que se
re-contextualiza en una unión paradójica con ideas modernas de democracia, pues
el dominio visual es realizado por el propio visitante, acercándose a una idea
de seguridad verdaderamente pública. Éste esquema se complementa con la generación de pendientes encontradas en los edificios
y la perforación de superficies verticales, transformándolo en un proyecto sin
espalda, y que permite que sobre él se desarrollen de actividades programadas y
espontáneas al aire libre.
La gran calle-galería -de
carácter público pero controlado-, articula las distintas partes del programa,
y permite un flujo de actividades constante y equilibrado, al tiempo que
funciona como área de transición al interior del predio. Se trata de una
circulación programada y activa, utilizable también como área descanso, ocio y
paseo, y que gracias a su estiramiento, permite que el mediapark entero pueda
funcionar día y noche, introduciendo además verdaderos trozos de espacio
público dentro del edificio. Paseos peatonales y una ciclovía paralelos a la
galería lineal, permiten atravesar éste espacio sombreado libremente,
conectando eficientemente al proyecto con las calles circundantes, y
brindándole un carácter verdaderamente público.