Un castillo que no es un castillo.
La Torre del Baró es un edificio entorno a 1904, situado en una de las lineas de cresta de la sierra de Collserola, de estilo historicista y aire de fortificación -aún tratándose originariamente de un edificio residencial-. Es visible desde buena parte del sector nororiental de Barcelona y dispone de vistas sobre la ciudad y los valles interiores del área metropolitana.
Una ruina que no quiere ser una ruina.
La construcción nunca se completó y constituye una ruina desde su origen. Destinada a uso militar durante la guerra civil y punto de encuentro para movimientos vecinales en los 70, su reiterado abandono la llevó a un imparable proceso de degradación.
A finales de los 80 se produce una operación de consolidación para afrontar problemas estructurales y se construye a sus pies un mirador hacia Barcelona. Mas tarde se llevan a cabo diversas obras parciales inexplicablemente inacabadas.
Lamentablemente, el hecho de que el edificio no tuviera ningún uso continuó degradándolo.
La nueva destinación como punto de información del Parque de Collserola y las obras desarrolladas a tal fin tienen como objetivo detener este proceso, permitir el uso ciudadano y convertirlo en referencia para los barrios de alrededor.
Un chiringuito en la montaña.
El punto de información se sitúa en planta baja, un espacio diáfano donde la parte destinada a servicio informativo se reviste hasta media altura con azulejo cerámico y se articula entorno a un mostrador de granito. Un gran foto-plano retroiluminado y unos paneles de hierro negro son las bases sobre las cuales se estampa la información.
En la planta inferior se sitúan servicios y almacenes. Para facilitar el acceso a planta baja se construye una escalera metálica que satisfaga los actuales requerimientos normativos. Estas dos plantas constituyen los únicos niveles plenamente públicos y la única zona con cerramientos y protección.
El resto del edificio se destina a mirador y se accede a él por una escalera de caracol introducida en los 80. Si bien en todas las plantas superiores se mejora la seguridad de las aberturas, no se colocan cerramientos, de manera que todos estos niveles quedan abiertos.
Las tres pieles del tiempo.
La intervención es respetuosa con el pasado, tanto con la construcción original como con la intervención de los 80, añadiendo una nueva capa al edificio que no impide la lectura de las anteriores.
La construcción original se caracteriza por muros de mampostería y aberturas con dinteles y arcos de obra vista manual. La intervención de 1987 hace del hormigón, la obra vista mecánica y el hierro pintado de gris los materiales con los cuales se articula.
La nueva intervención trabaja casi con un único material: hierro negro barnizado. Con él configura tanto los nuevos elementos de seguridad (rejas y barandillas), como los paneles y atriles expositivos, la perfilería de las nuevas divisiones y la nueva escalera.
El lenguaje contemporáneo de la intervención resulta así compatible con el carácter historicista del edificio sin que por ello resulte menos reconocible.