Zaha fue hasta hace poco la antigua fábrica de una de las marcas más importantes y representativa del diseño de mobiliario moderno mexicano Señal® de Don Shoemaker.
Este hecho marco la pauta para tomar algunas decisiones durante el proceso de diseño, como la de conservar la fachada prácticamente intacta, salvo un muro blanco y unas escalinatas que sugieren sutilmente un cambio de actividad, además el lugar está ubicado en una zona de bajos recursos económicos y alto índice de delincuencia tratamos de ser cuidadosos y sutiles con la intervención.
El interior a diferencia del exterior se intervino completamente; sin embargo, tratamos de ser muy cuidadosos y conservar la esencia industrial que le dio vida a la marca, incluso se dejaron algunas anotaciones de los carpinteros en el muro, las líneas de seguridad en el piso, incluso los golpes de alguna herramienta en las columnas.
Al cruzar el umbral entre la calle y el restaurante el visitante se encuentra con cinco grandes árboles de dos especies distintas 2 fresnos mexicanos y 3 encinos rojos, los primeros fueron trasplantamos, de un campo de maíz a las a fueras de la ciudad hasta el vestíbulo de Zaha.
La presencia de estos árboles tiene el propósito, generan un equilibrio, un contraste y a la vez un balance entre la naturaleza ajena trasplantada y lo industrial y decadente del lugar.
Se conservaron los acabados de concreto en piso y columnas, incluso las nuevas barras de trabajo son de este mismo material, para que pareciera que siempre estuvieron ahí, como si emanaran naturalmente del resto de la fábrica, como un trébol entre el pasto.
Los muros blancos, el concreto y cinco domos que apuntan al cielo y que iluminan y ventilan el interior generan una atmosfera cerrada, un espacio que apunta más a la introspección que a la exhibición.
Un propósito compositivo muy marcado partió del deseo de que zaha fuera como un lienzo en blanco que se viera coloreado por las personas, los árboles, las flores y por supuesto la comida