Los espacios, como la materia, sólo se transforman, y está en manos del arquitecto lograr que esta transformación se convierta en el espacio único de quien lo habitará.
Este es el caso del Coto Mar Amarillo, ubicado en la colonia Country Club de la ciudad de Guadalajara. Un conjunto de seis casas unifamiliares –tres de cada lado, separadas por una calle al centro- construidas sobre la fusión de dos terrenos de casas individuales de los años sesenta.
Uno de los retos de este proyecto fue conseguir una sensación de privacidad en cada una de las casas, que cuentan con 190m2 de terreno y 313m2 de construcción, logrando al mismo tiempo que los residentes perciban en todo momento la amplitud del espacio, sin tener contacto con sus vecinos.
El contraste en la utilización de muros, columnas y materiales que crean espacios diáfanos y diferenciados en cada uno de los tres niveles de las casas, contribuyó para solventar el desafío.
En la planta baja nos encontramos con un solo espacio sin divisiones, que alberga la sala, el comedor y la cocina. Asimismo, encontramos el estudio, medio baño, bodega, cochera para tres autos y dos patios laterales. Estos patios son la respuesta arquitectónica que permite, además de aislar una casa de otra, ventilar e iluminar naturalmente todas las áreas.
La planta alta cuenta con tres habitaciones y un cuarto de lavado; finalmente en la planta azotea tenemos un roof garden, un cuarto y baño de servicio.
En cada casa, la fachada poniente cuenta con una ventana larga baja que ve hacia las copas de los árboles, impidiendo que haya contacto visual entre vecinos, y que sirve para iluminar el pasillo de las recámaras.
La fachada oriente tiene todas las ventanas de las habitaciones secundarias y esto presentó otro reto, ya que las casas son contiguas. Sin embargo, se resolvió al orientarlas hacia el muro ciego del vecino con ventana baja, de tal forma que ninguno puede ver al siguiente.
Por último, la fachada principal de cada casa es cerrada y se ventila e ilumina por medio de un patio lateral privado.
En el diseño y construcción de cada uno de los espacios compartidos existe una atención al detalle que da a sus habitantes la sensación de amplitud gracias al uso de colores cálidos, maderas, escaleras flotantes y continuidades espaciales. En cambio, los espacios privados utilizan divisiones que jerarquizan su uso, sin perder de vista el sentimiento de libertad reforzado por grandes ventanas.
Así pues, cada casa en este conjunto habitacional está pensada para ser independiente y al mismo tiempo, a pesar de que la calle que divide una acera de otra es de 7 metros, funcionar como una unidad brindando total intimidad. De esta forma, cada una de las familias tiene la sensación de estar en un terreno totalmente aislado y espacioso, reforzando los tres ejes principales de este proyecto: privacidad, iluminación y ventilación natural en grandes espacios.