Reforma de un pequeño apartamento en el casco histórico de Pamplona. El punto de partida consistía en un pequeño apartamento de escasos 50 m2, extremadamente compartimentado y con deficientes condiciones de iluminación y ventilación. Una disposición obsoleta para los requerimientos del nuevo propietario.
La estrategia de intervención es muy clara: liberar al máximo el escaso volumen disponible llevando todo el programa de actividades al perímetro de la vivienda, materializándose en un mueble cambiante en función de la actividad a realizar (dormir, trabajar, relax, reunión, comer), e integrarlo con los elementos característicos de una vivienda (cocina y baño) en una misma banda que articula el perímetro de la misma.
Se tuvo muy encuenta la paleta de materiales a utilizar, empleando tableros de madera-cemento en todos los nuevos frentes, tarima de madera de fresno para suelos y techos y se puso especial cuidado para recuperar las vigas de la estructura, así como un muro de ladrillo preexistente.
Además, se debía adaptar la vivienda a las actuales exigencias de confort, para lo que se han realizado mejoras en el aislamiento, térmico y acústico, de suelos, techos y paredes respecto al exterior y a las viviendas contiguas.
El resultado es un monoespacio y cambiante en función de las necesidades, actividades a desarrollar o estados de ánimo. Un espacio volcado hacia las espectaculares vistas de las que goza sobre la muralla de Pamplona.