Como parte del proceso de expansión de la clínica veterinaria de Petplaza, recibimos el encargo de desarrollar una nueva sucursal en la zona sur de Tegucigalpa. El proyecto toma lugar en un local disponible en un centro comercial y de oficinas recién construido. Desde el inicio se planteó la necesidad de usar la arquitectura como un nuevo branding de la clínica sin caer en la concepción habitual de que la arquitectura comercial y corporativa es independiente del local y del sitio en donde se sitúa, lo cual a menudo produce espacios genéricos y una atmósfera de novedad sin trascendencia. Para ello se usaron las características y dimensiones originales del local para plasmar la partida funcional y espacial. Por otro lado, se intentó mostrar el estado original del local combinándolo con algunos elementos arquitectónicos que siempre dejarían expuestas las columnas y losa de concreto. Un motivo de transparencia es evidente en el proyecto, no solo en la exposición de las nuevas instalaciones y aire acondicionado, sino en los elementos estructurales del local y en la visibilidad desde el vestíbulo hacia los consultorios y el área de bañado de perros.
El local se distribuye en tres bloques, el bloque izquierdo da frente hacia la calle y es donde, por el motivo de transparencia, contiene los consultorios y el laboratorio. El bloque central en cambio comienza con el counter del lobby, cuyas líneas se prolongan para formar espacios de servicio y sala de rayos x. Por último, el tercer bloque ocupa el área de bañado de perros y el área de espera.
Dado que el local se ubica en esquina, tiene dos frentes; uno hacia el pasillo del centro comercial y otro hacia el patio central. Esto obligó a que el counter principal diera cara a los dos frentes luciendo un mueble blanco que contrasta con las paredes crema y el piso de concreto. Esta condición requería de una sencillez extraordinaria en el mueble, dado que por esa doble exposición debía ser lo suficientemente grande y elegante para ser la carta de presentación en ambos frentes.
La materialidad consistió en contrastar el tono gris de la losa expuesta y las columnas con el color crema en paredes, detalles negros en los perfiles de ventanas, puertas interiores y zócalos, un tono blanco brillante del mobiliario para rematar con un piso de concreto pulido y allanado que sirviera como reflejo de la losa. Esta combinación genera calidez en los distintos espacios de circulación y de uso aun cuando las líneas y detalles son modernos y mínimos.
El cielo falso es casi inexistente en el local, sin embargo, cajones blancos de tabla-yeso flotan para disminuir la percepción de altura entre el piso y la losa existente además de contrastar elegantemente con el tono gris y tosco de la losa. Otro elemento que ayuda a disimular la altura y generar una sensación de cielo es el aire acondicionado, el cual es pintado en color blanco y que, junto a la luminaria colgante y los cajones flotantes de tabla-yeso, genera contrastes y composiciones interesantes que resaltan las cualidades de los espacios.