Vivienda Unifamiliar en Ibiza
Arquitecto Proyecto: Andres Jaque
Dirección de Obra: Andres Jaque, Jorger Ruano
Colaboradores: Jorge Ruano (Responsable del Proyecto), Alessandro Armelini, Guido Brandi, Teresa del Pino, Borja Gómez, Alejandro Martín Maté, Leandro Morillas, Pedro Pinto-Correia, Alberto Rey, Adeline Ruiz, David Segura, Natalia Solano, Aparejador: Juan Boo
Estructuras: io7
Instalaciones: Nieves Plaza
Otros Consultores: Pablo Hurlé, Sociólogo, Calle 51, Presupuestos y Mediciones, Luis García Fraile, Amueblamiento, Christina van Ederen, Asesor en productos inmobiliarios
Localización: Cala Vadella, Ibiza, Spain
Fecha: 09/2009
Construcción de una vivienda en Cala Vadella, Ibiza que pretende ensamblar un proyecto medioambiental (conservar la belleza y biodiversidad del valle), generar escenarios de seguridad económica a su propietario y construir un espacio en el inbetween entre lo posible y lo deseado.
Pese al relato de una Ibiza institucionalizada como alternativa a un aburrido y alienante Occidente industrializado -narrativa explotada con éxito como producto de consumo global- la experiencia insular cotidiana es, en gran medida, un poco más compleja. La Ibiza de las peregrinaciones no es tanto un espacio de nuevas fundaciones sociales, como el lugar en que es posible vivir simultaneando la racionalidad, la optimización lineal de los funcionamientos y las morales de la clase media trabajadora; con la erótica del deseo, el devenir errático y la experimentación lúdica cotidiana. Es ésta la Ibiza -más de la simultaneidad de lo aparentemente incompatible, que de la alternativa- la que desde el 67 han vivido, en gran medida, los neoinstalados en la isla; y la que, en parte, sus construcciones residenciales han contribuido a hacer posible.1 La Casa en Never Never Land explora el papel que la arquitectura, como práctica de restitución tecnológica de las relaciones sociales, juega en el ensamblaje de las esferas íntimas con las de la acción colectiva y con aquellas en que se producen las imágenes del deseo. Explorar cómo mediante el diseño de los sistemas materiales que sirven de soporte a la experiencia del día a día, podemos permitir que ésta acontezca de forma simultánea en diversos espacios: en la riqueza medioambiental de la isla; en los estándares de calidad de las ciudades europeas; en la tradición hedonista de las piscinas suburbanas de Santa Mónica; en la “felicidad extrema”2 relacionada con la música electrónica y el consumo de drogas sintéticas; en el nudismo y el naturismo; en el romance fugaz; la fiesta improvisada ante la puesta de sol o en las fluctuaciones del mercado inmobiliario y en un plan de jubilación.
La actuación parte de una parcela en pendiente, de 1300 m2, con acceso por su parte más alta por una pequeña carretera, en el valle de la Cala Vadella, un pintoresco puerto natural en el que amarran durante los meses de verano embarcaciones de recreo en busca de fragmentos de la Ibiza anterior al boom del turismo. Con una pendiente media del 20% y orientación noroeste, desde el terreno puede verse la puesta de sol sobre un paisaje poco construido que cuenta con una cobertura vegetal continua, hábitat de una estimable diversidad animal y soporte adecuado de sus migraciones. La casa se concibe como el conjunto de mediadores materiales que permite instalar el día a día del autor del encargo al mismo tiempo en el soporte medioambiental, en los espacios del deseo (y su performación cotidiana) y en escenarios futuros de seguridad financiera.
Ensamblaje medioambiental. La propuesta impone la necesidad de preservar en lo construido, en la medida de lo posible, las continuidades cualitativas del soporte natural del valle. Principalmente: 1.- La continuidad del tejido arbóreo (que contiene corredores de habitación y migración animal; tiene un papel primordial en la creación de las condiciones atmosféricas que hacen posible las formas de vida presentes bajo sus copas y en asociación con ellas; y contribuye al armado mecánico del sustrato). 2.- La continuidad de la escorrentía y de la permeabilidad del suelo. 3.- La continuidad de los regímenes hídricos, evitando cualquier tipo de aporte de agua al sustrato por riego o filtrado, para no favorecer condiciones novedosas que hagan posible la emergencia de especies invasoras. 4.- La preservación de los ciclos materiales (el sustrato queda liberado de transformaciones para que así prosigan las funciones de descomposición de materia orgánica y cierre de ciclo materiales). El diseño incorpora las continuidades por medio de cuatro decisiones tácticas: 1.- Minimizar en la medida de lo posible la tala o retirada de árboles y arbustos de la parcela. Los trabajos de diseño se iniciaron con una fase cero de escrutinio y descripción cartográfica precisa de los árboles y arbustos presentes en la parcela. Para posteriormente adaptar las geometrías del proyecto e inscribir lo construido en los espacios disponibles entre árboles, que de esta manera atraviesan el interior de las edificaciones. 2.- Elevar más del 80% de la masa edificada sobre pilares y evitar cualquier tipo de transformación del suelo (ni pavimentado, ni cultivo, ni riego, ni vertido) que podría llegar a modificar sus propiedades , sus funcionamientos o el tipo de asociación que con el suelo tienen en la actualidad las comunidades vegetales y animales. 3.- Agrupar todos los equipos de filtrado y tratamiento de residuos así como las instalaciones de acumulación de agua, en un vaso compacto de hormigón armado, evitando que actúen como agentes recualificadores del valle. 4.- Compensar la cantidad de sustrato afectado por la cimentación y por el vaso compacto, mediante la incorporación en diferentes zonas de la envolvente de las edificaciones de una masa equivalente de sustrato, mezclado con gelatinas hidroretentoras para reproducir, en condiciones de menor profundidad, la humedad del suelo original. Tras un periodo de adaptación, esta masa de sustrato integrada en la edificación se convertirá en el hábitat de una masa vegetal y animal equivalente a la que la edificación hizo desaparecer.
Sociedad de deseos. La casa debe permitir la emergencia de estados de convivencia y asociación interpersonal en los que lo factible interactue con lo deseado. Para gestionar este objetivo se optó, tras valorar diferentes posibilidades, por la combinación de dos estrategias: 1.- Infraestructura problemática. En lugar de definir la casa como la cristalización espacial de modelos de convivencia existentes, decidimos generar en la vivienda principal un espacio enrarecido y problemático, pero con un alto grado de transformabilidad. Un espacio polarizado por dos habitaciones prácticamente iguales, con un salón multiusos entre ellas. De manera que la habitual traducción espacial de una microsociedad jerarquizada (por ejemplo del tipo: 1º.- dormitorio principal, 2ª.- dormitorio secundario, 3º.-dormitorio de invitados), es sustituida por una fórmula errada o problemática, que no podrá aportar con éxito, por sí misma, la plasmación directa, en forma de organización espacial, de un modelo de convivencia canónico. De manera que, por un lado, será necesaria la cooperación constructiva de los usuarios de la casa en las labores de traducción y, al mismo tiempo, cualquier organización microsocial previa será desafiada por el propio proceso de resolución experimental. Desafiada de manera que quede abierta la puerta para la incorporación de datos provenientes del mundo de lo deseado. 2.- Vivir en las alternativas. Las construcciones han sido también pensadas como un parlamento de los dispositivos arquitectónicos que han demostrado su eficacia como promotores, invocadores, representantes o testigos de cotidianeidades deseables de referencia. La piscina como dispositivo de conexión con el horizonte. También como superficie de fenomenología que fomenta la contemplación diletante. Ambas contenidas en la revisión suburbial de las culturas surf californianas. La suspensión del plano del suelo, presente en la imaginería vinculada al Peter Pan de J. M. Barrie, como escape a la planificación regular de la educación y la organización unitaria del tiempo de trabajo. La imbricación de lo humano con las estructuras vegetales, tan presente en las narrativas naturistas y en todo tipo de productos culturales derivados. La planta libre como modelo que optimiza la disponibilidad programática del espacio. El salón exterior como laboratorio de una vida no climatizada, presente en la mayoría de las idealizaciones de la llamada “vida mediterránea”. El dormitorio público de, por ejemplo los bed-in for peace. La casa equipada para “dormir allí donde te quedes dormido” o la casa como paisaje amable. El Café del Mar, o el chill-out fente a la puesta de sol, como espacio de interhumanización no disputada. La ducha como promesa de romances furtivos, como en numerosos ejemplos publicitarios y narrativas de la industria de productos audiovisuales pornográficos. La cocina asamblea, del “la fiesta empieza cocinando entre todos”. El salón-speaker de la tradición de los clubs dance, espacio sonoro construido como caja de resonancia. O, entre otros muchos, también la cabaña del “me olvido del mundo” como la del abuelo de Heidi en los Alpes austríacos. Por este motivo decidimos llamarla la Casa en Never Never Land. Porque éste es también el solar en que la casa está construida.
La casa como fondo de seguridad. En estos momentos una de las principales utilidades de las viviendas es convertirse en depósito de valor que, por un lado, contribuya a la capitalización preventiva de sus propietarios y, por otro, garantice la constante revalorización a largo plazo. La casa es el objeto que fija, en momentos de mayores ingresos y oportunidades de mercado, inversiones compensatorias de periodos desfavorables. Si bien a medio plazo los productos inmobiliarios han demostrado una muy competitiva capacidad de revalorización, frente a otros productos financieros, su costosa transformación y su complicada explotación, reducen su rendimiento económico en momentos de necesidad. Estrategia de ensamblaje: La Casa en Never Never Land fragmenta la masa edificada para permitir una comercialización flexible y especializada de la vivienda. El conjunto edificado se divide en tres elementos: casa principal, cabaña 1, cabaña 2. Cada uno de estos segmentos cumple los requisitos para poder insertarse en el mercado de alquiler vacacional. La vivienda principal en la categoría de “villa singular VIP”, las cabañas como “bungalows con vistas”. La segregación no sólo incluye una separación volumétrica y de acceso, si no también la reiteración de equipos e instalaciones y la trazabilidad y cálculo independiente de los consumos de cada unidad. La pendiente de la parcela permite que cada una de las partes cuente con vistas lejanas del mar sin interferencias entre ellas (lo que incrementa el valor de mercado de los productos) y permite una fácil división del jardín. El diseño de la edificación replica en cada parte la estrategia general de equipamiento de manera que cada unidad segregable cuenta con una banda de instalaciones en la fachada desprovista de vistas del mar, una segunda banda de espacio multiusos adaptable acristalado hacia el noroeste y una terraza suspendida sobre el sustrato natural. 1.- Rozenberg, Danielle (1990): Ibiza, una isla para otra vida. Inmigrantes utópicos, turismo y cambio cultural, Centro de Investigaciones sociológicas, Madrid. 2.- Lasen, Amparo (2003): “Notas de felicidad extrema. La experiencia musical dance”, en Papeles del CEIC, nº9, CEIC (Centro de Estudios Sobre la Identidad Colectiva), Universidad del País Vasco, http://www.ehu.es/CEIC/papeles/9.pdf