En el límite entre dos tejidos urbanos de la localidad de Igualada surge esta vivienda articulada mediante una serie de cajas (tres cajas y media). Dichos recintos se relacionan entre si generando una serie de patios de diferentes calidades (siete) y porches (tres cerrados, más uno abierto). Recintos, porches y patios danzan entre si con los objetivos de jugar con las diferentes formas de luz, conseguir vivir en un espacio exterior y estimular todos los sentidos de sus habitantes para ayudarles a ser más felices.