Opaco, hermético, cerrado. Adjetivos con los que a veces se identificaba a la sala de exposiciones del Arzobispado de Concepción: una sala al lado derecho de la catedral de la ciudad, vinculada directamente con el paso peatonal de la calle Caupolicán y la plaza de Concepción.
El encargo puntual de dar respuesta al montaje de una exposición, sirve como la oportunidad de generar un nuevo sistema de montaje que permita múltiples formas de exposiciones artísticas e informativas, que vincule la sala y sus exposiciones con el exterior.
La intervención es, a nuestro parecer, mínima y versátil: genera un borde, a la manera de una cornisa pronunciada, que busca remarcar una altura insinuada en el espacio, desde donde nacen de forma imperceptible las lienzas que sustentan la exposición. Estas lienzas pueden ser configuradas en una línea continua con un ritmo de 10 cm de distancia entre cada una de ellas, y con una altura de 3 metros verticales libres para la exposición. Además de la exposición interior, este sistema y su modulación permiten volcar parte de la exposición hacia el exterior, entregando un límite que comunique el tema que atañe a la sala en tal momento.