El proyecto se presenta como una propuesta de autogestión del estudio, con el fin de comercializar unidades rentables en una zona de la ciudad con buen potencial de inversión. El parámetro de búsqueda fue lote que permitiera construir un edificio de aproximadamente setecientos metros cuadrados. El edificio “Montevideo 2759”, situado una cuadra al sur de Avenida Pellegrini y seis cuadras al oeste del Boulevard Oroño, se dispone sobre un terreno rectangular de 8,50 m de frente y 10,25 m de fondo. Se utilizó la máxima altura permitida según el Código Urbano de Rosario para esa zona, que es 19 m, y se desarrollaron dos unidades de ambientes únicos por piso.
La orientación norte fue punto de partida para determinar la espacialidad y la estética de la obra. Los balcones fueron retraídos de la línea de edificación para aprovechar al máximo la condición de espacio semicubierto. De este modo, el espacio aprovecha el sol del invierno y la sombra del verano. Esta decisión proyectual hizo que la piel del edificio adquiera un espesor que se acentúa con los planos inclinados e intercalados entre pisos pares e impares. Los planos generan a su vez un espacio técnico para alojar los equipos de aire acondicionado en el exterior y un espacio de guardado en el interior.
Todos los cielorrasos se dejan con el hormigón a la vista, lo que contrasta con los muros laterales y frontales, materialidad que permite realzar aún más el juego de luces y sombras que se forman en la fachada. La planta baja se une al espacio público con el mismo piso que se utiliza en el sector de cocheras avanzando hacia la vereda. El mismo espacio, realizado con carpintería metálica, se conecta también visualmente con lo urbano a través del ingreso. En este caso, el estudio buscó generar una arquitectura sobria, que se corresponde no solo con su estética, sino también con los objetivos por los cuales se planteó realizar el emprendimiento.