Al tratarse de un edificio entre medianeras, el proyecto se relaciona al entorno sólo al espacio de la calle y al patio interior de manzana. El volumen final es resultado del cumplimento de los parámetros urbanísticos.
A fin de conseguir singularidad y carácter se plantea un tratamiento diferenciado de las fachadas. La fachada principal, que da a la calle Maragall, se diferencia por material, color y transparencia de la fachada del patio de isla. La primera, plana e interrumpida solamente por los balcones, se trama con dos colores diferentes en el aplacado de revestimiento para que no resulte tan cuadrada. La segunda en cambio queda lisa ya que forma parte de un paisaje urbano muy restringido.
El utilizo de una estructura, materialidad y tecnología convencionales da como resultado un proyecto fuertemente económico, hasta en los espacios, ya que se trata de una promoción privada. Dentro de una economía de recursos, la cubierta se considera una ulterior superficie aprovechable.
La ventaja de utilizar tecnologías y materiales convencionales asegura una ejecución y una calidad satisfactoria. Esto permite obtener durabilidad y un mantenimiento reducido. Un correcto aislamiento térmico, el aprovechamiento de las aguas grises y el utilizo de placas solares son las principales medidas de ahorro energético adoptadas.