Ubicado en el barrio Echesortu de la ciudad de Rosario, el “Edificio 9 de julio 3216” se sitúa en un lote entre medianeras, de 7.80m de ancho.
El proyecto surge fruto de la autogestión del estudio. Debido a que la zona es de gran potencial, teniendo en cuenta sus proximidades, se plantea realizar unidades de ambiente único que serán distribuidas en cuatro niveles y con orientaciones norte-sur.
La planta baja contiene el acceso peatonal como vehicular del edificio. Esta misma tiene la particularidad de presentar una transparencia debido a su materialidad de carpintería metálica, el cual logra a su vez una conexión interior-exterior vinculando de forma virtual el espacio público con el privado. La integración de dichos espacios se da también a través del piso, que se resuelve con un único material en toda la superficie.
La masa edificada se percibe como un volumen simplemente apoyado en sus laterales con sustracciones que generan los espacios interiores. La materialidad elegida (bloques de ladrillo macizo color negro) se coloca de manera que no se ve la junta de mortero entre una pieza y otra, lo que genera una piel de color uniforme que no solo contrasta con el propio interior del edificio sino también con la vegetación de la cuadra.
Debido al contraste entre el interior de los balcones con la fachada y contra fachada se acentúa la idea de “bloque con sustracciones”, que son las que forman los balcones en cada unidad.
La piel metálica que cubre al edificio en sus perforaciones no solamente brinda seguridad, sino que también fue estudiada minuciosamente para que pueda brindarle a quien habite visuales puras y a su vez que los ambientes sean luminosos. Esta materialidad también remarca las perforaciones que presenta el proyecto.
El edificio se corona con un espacio de uso en común y con una conexión arraigada a la vegetación ya que, al estar en el último nivel, se está en un contacto permanente con las copas de los árboles de la zona.