A partir del reconocimiento de las características de los lugares más convocantes de Barrio Güemes, se reconoce el valor del vacío en el INTERSTICIO, como principal denominador a considerar en la configuración programática-espacial. Este definirá recorridos y multiplicidad en el espacio público. Así, el nuevo edificio permite leerse como un desprendimiento o reinterpretación de la conformación del tejido urbano del barrio Güemes, organizándolo en cuadrantes penetrables desde cualquiera de las calles, donde la reproducción del intersticio atenúa los límites entre los niveles de privacidad de los edificios.
Se plantea la intervención a través de una lectura de conjunto, donde la masa construida se completa con la propuesta que consolida y configura la totalidad de la manzana. El todo y las partes pueden funcionar en conjunto y separados según las necesidades. Esta característica es la que posibilita la etapabilidad de la propuesta, haciendo más factible su ejecución.
Inserción Urbana
El Proyecto persigue consolidar vínculos intrínsecos y potenciales. Para esto se plantea una estrategia de EJES DE CONECTIVIDAD, los cuales articulan variados sistemas de lugares y funcionan como punto de atracción para nuevos escenarios urbanos.
Los accesos, recorridos y áreas públicas son resultado de las condicionantes del contexto. La Cañada, la calle Belgrano, la Ciudad Universitaria, la Legua Cultural y el futuro crecimiento del barrio, en interacción con las presiones internas del programa dan como resultado dos ejes peatonales cubiertos y descubiertos a modo del cardo y el decumano que no sólo conectan diferentes áreas dentro de la manzana, sino que reafirman la clara voluntad de vincular sectores urbanos significativos del sector y la ciudad.
Programa
Para reforzar la voluntad de generar atracción hacia esta “nueva” manzana en la ciudad, se localizó dentro de la ex-cárcel un mix programático de paseo comercial - cultural y habitacional, con una misma premisa: los niveles de mayor roce con el espacio público deberían tener actividades que los retroalimente abriendo los claustros al uso público. La particular configuración de la estructura portante y del módulo devenido como consecuencia, es que se optó por localizar las viviendas en los pisos superiores del edificio existente asegurando la vitalidad en el uso de la preexistencia.
Con respecto a esta operación, somos concientes de la carga histórica-emocional de la preexistencia. Creemos fehacientemente en el rol de la Arquitectura como una herramienta de análisis en la formación de espacios, como un instrumento de diálogo capaz de simplificar un mundo complejo; de establecer vínculos entre mundos muy diferentes que por razones de simplicidad histórica no resultaba necesario relacionar, ávida de transformar una connotación negativa en un vínculo positivo para un área, una ciudad, una sociedad.
La anterior decisión posibilitó posicionar el programa de mayor atractivo social / urbano / cultural en el vacío dejado tras la cárcel, asegurando una correcta simbiosis de ambos programas, recualificando el patrimonio presente y agregándole vitalidad a la intervención en el sector.
Tecnología
En consecuencia con las ideas urbanas expresadas es que los nuevos edificios conservan la altura de la preexistencia y presentan un tratamiento austero, fino y homogéneo del ladrillo, mostrándose introvertido y sereno hacia el exterior de la manzana. En contraste con esto, el interior se abre y transparenta completamente a través del empleo del vidrio, como una clara forma de conectar y comunicar la vida interior de los edificios con las actividades propuestas. De esta manera ponemos en valor con una imagen contemporánea pero vernácula la arquitectura del edificio existente.
Espacio Interior/Espacio Urbano
En la planta baja del edificio existente se plantea la reinterpretación de las galerías en torno a los patios, a la usanza colonial, los que se cualifican y conectan con usos públicos y masivos para asegurar su vitalidad. A pesar del gran desnivel existente en la calle Belgrano, los patios se vinculan espacialmente mediante un espacio cubierto y abierto en sentido Este-Oeste que amalgama los usos y vincula la preexistencia entre sí y con el nuevo edificio. En los pisos superiores de la ex cárcel se plantean terrazas comunes a todos los departamentos que a la manera de puertos se abren en las circulaciones y permiten la conexión espacial entre el afuera de la calle y el afuera de los patios internos.
El nuevo edificio rescata la idea de partido de los espacios intersticiales y los reproduce generando las expansiones a modo de terrazas en cada nivel para los talleres culturales, creando interesantes perspectivas y reforzando la vitalidad de estos espacios. Los espacios urbanos se caracterizan por ser un continuo de las actividades propuestas en el interior. Se propone la creación de recintos particulares y característicos en cada cuadrante de la manzana.
En expansión con el SUM se plantea sobre calle Temple la apertura de un espacio para eventos, que junto con un bosque de jacarandaes al oeste y un espacio de arte urbano más al sur buscan dar vida a las calles menos transitadas del sector. En los otros cuadrantes se proponen espacios de exposición y venta para artesanos, pequeños espacios verdes, distintos tipos de vegetación y una explanada y escalinata sobre calle Belgrano para eventos y gastronomía. De esta manera se alcanzan diferentes escalas y atmosferas de espacios exteriores, propios de una intervención que busca revitalizar e incluir a la sociedad en esta área de la ciudad.