El reordenamiento programático como síntesis del acto
arquitectónico del proyecto, surge ante el requerimiento del mandante cual es
generar una nueva relación con sus clientes, mucho más próxima, amable, amigable,
hecho que pide a la arquitectura cierta radicalidad.
La propuesta, nacida de un concurso privado, tiene la
voluntad de constituir un nuevo momento del estar en espera. El estar, o el
esperar, ahora se considera como un
momento relevante a la hora de generar este nuevo vínculo con los clientes,
quienes aquí consolidan una distensión que los hace ser participes y protagonistas.
Para dar holgura, el vacio interior se divide diagonalmente en
dos, situando en medio, una cintura que se encarga del control y de recepcionar
a los pacientes.
La madera con sus curvas también colaboran con esta voluntad
cual es la de constituir un espacio manso, holgado, cómodo, quedarse como quien
permanece en el estar de su casa.
Las maderas de Khaya, Cedro, Mara, otorgan la calidez
necesaria a la vez de configurar unos velos que tamizan los dos ámbitos el de
estar y el de atención en boxes.