El emplazamiento dentro de éste privilegiado club de chacras, por sus actividades y servicios y por su flora y fauna, le dieron la forma austera y despojada a la casa, cumpliendo a la vez con las normas de diseño que el club define, con ciertas reminiscencias hacia lo rural.
El uso sería exclusivo de fin de semana para una persona mayor con invitados o nietos que ocuparan otros espacios de vez en cuando. Por eso se diseñó pensando que lo que ofrece el paisaje y las actividades del club eran más importantes que la permanencia en la casa para la introspección o descanso en el interior ¡El interior debía convertirse e invitar al exterior! Para lo cual al diseñar desde el interior se privilegiaron las vistas y el paisaje, las sensaciones de conexión con el exterior, y la percepción con todos los sentidos de la flora y fauna aledaña.
La casa se compone básicamente de dos galpones blancos de igual medida con techos grises a dos aguas, agrupados en L y unidos por un espacio galería-hall- galería cubierto por una losa. Éste espacio central le otorga una conexión total con el paisaje como si uno nunca terminara entrando a una casa, sino que siguiera “de largo” entrando hasta el paisaje.
Los galpones definen por separado las áreas de dormitorios, más íntimas y con postigones grises para el descanso, y las áreas de encuentro, transparentes hacia el paisaje y unidas a galerías para el descanso exterior techado.