La ciudad colonial, su configuración espacial
y morfología otorgan cierto sentido de identidad a este sector. De tal manera
que, el espacio vinculado a estas formas y en especial la característica
disposición de los tejados describen rasgos escénicos e imprevistos de una
forma urbana casi espontánea.
Los espacios o edificios que han logrado una
manifestación global por su significancia cultural mundial, mas no por su
sentido autóctono del lugar, son capaces de implantarse en cualquier situación
urbana donde a medida que la ciudad los acoja se apropian del espacio y generan
un valor agregado al discurso urbano.
La apropiación de los espacios y la
identificación ciudadana con un objeto urbano, se logra con el agregado
conceptual de lo local.
El partido arquitectónico de LA MAQUINA PARA
LEER es reinterpretar el espacio de la biblioteca, de tal manera que sin dejar
de ser un lugar que alberga un legado cultural global, funciona y forma parte
El estudio ergonómico de las forma generadas
por Voronoi para componer el objeto en cuestión, de tal manera que provoque un
espacio y una envolvente, donde los usuarios adopten posiciones más cómodas y
poco ortodoxas a medida que inician la lectura de un libro.