Bajo los arcos de El Parrote se encuentra este local, antiguamente utilizado como talleres navales, pero que lleva sin actividad ya varios años, y que tiene la peculiaridad de que por su interior discurre el trazado de la muralla medieval de la ciudad herculina.
El objetivo es reactivar el uso de este espacio, con una doble función, hostelera y museográfica, con el fin de promover el conocimiento del baluarte, fomentando la vida cultural de la ciudad con la celebración de actividades como conciertos, exposiciones…
La configuración espacial del local se establece por tanto con dos ámbitos netamente diferenciados y, a la vez, íntimamente relacionados: el ámbito de musealización de la muralla y el ámbito para el desarrollo del uso terciario. De hecho, el espacio es único y fluido, y la muralla, elemento común a los distintos ámbitos, es el elemento definidor protagonista del ambiente.
En el medio del local, un cuerpo central concebido como un contenedor separa y articula ambos espacios, acogiendo en su interior los elementos necesarios para dotar de funcionalidad al conjunto.