La almazara se encuentra en un paraje excepcional. Nuestro cliente descubrió las posibilidades de esta región para el cultivo de la aceituna autóctona arroniz.
El edificio se sitúa en el centro de los olivos. Con un sencillo formato en serie de pórticos metálicos a dos aguas, se desarrollan los espacios de almacén de maquinaria y productos para cultivo, cocina-office y sala de catas.
El ladrillo artesanal nos enseña cómo enraizar esta construcción industrial con su entorno.
Fecha finalización de dicha obra en noviembre de 2009.